Así se vivían las fiestas hace casi 100 años
Marina Belso – Historiadora del Arte
Las fiestas patronales constituyen todo un conglomerado de cultura, tradición, devoción y arte en los que, además de la expresión de la religiosidad popular, poseen un marcado carácter social, como expresión de la identidad de un colectivo. Es, por tanto, un vehículo trasmisor de las costumbres e ideales de un pueblo que, generación tras generación, organizan una serie de celebraciones dedicadas a los patronos de un pueblo o región, constituyendo así un despliegue de fe, alegría y colorido para engrandecer y agradecer al santo patrón venerado por todos los favores y plegarias escuchados.
En el caso de las fiestas en honor a la patrona de Murcia, Nuestra Señora la Virgen de la Fuensanta, son conocidos por la prensa de antaño los bailes, verbenas, concursos de belleza o el mejor mantón de Manila, corridas de toros, conciertos –como los ofrecidos por la banda del Regimiento de Sevilla o la Unión Musical de Crevillente- y otras actividades lúdico-festivas, organizadas para amenizar los días de feria y entre los que también era costumbre visitar espacios culturales como el Museo Provincial, el Museo Salzillo, los salones del Casino, las exposiciones al aire libre o en el Círculo de Bellas Artes, así como los gabinetes de Física e Historia Natural del Instituto[1], a fin de admirar las interesantes y bellísimas obras que constituían sus exposiciones y mostrar la riqueza cultural que atesoraba la ciudad de Murcia y su región.

Este despliegue de cultura, folklore y alegría debía notarse en el ambiente de la calle, de modo que, como en toda fiesta que se precie se solían engalanar con luminarias, tapices, flores, colgaduras, etc. Es tal la muestra ornamental de la que se hacía gala que en ocasiones puntuales se llegó a contar con artistas y artesanos locales para contribuir con su arte a la decoración de la ciudad. Un ejemplo de ello es la extraordinaria Feria de Septiembre del año 1929.
Que 1929 fuera especial para la Virgen de la Fuensanta lo constituye el hecho de que fue en este año cuando recibió en ofrenda el Manto de la Seda morado donado por el excomisario regio de la Seda D. Federico Bernades. El “soberbio manto de seda murciana”[2] que se conserva en la actualidad, fue expuesto a la vista de los murcianos durante los días previos a su bajada, no siendo este el único regalo que el señor Bernades le haría a la patrona de Murcia, ya que varios años después volvería a obsequiarla con un manto de similares bordados sobre raso de seda blanco[3]. A modo de ejemplo de las impresiones generales que causó el nuevo manto de la Virgen, se recogen aquí lo que Pedro Gil, entonces Comisario de la Fuensanta, opinó al respecto:

Seda © Archivo Municipal de Murcia
“He visto el manto, y toda Murcia ha tenido como yo ocasión de verlo… me ha producido la primera impresión, visto de conjunto, totalmente admirable, de lo que se entra por entero y por entero complace… El bordado en sedas es de irreprochable factura y de genial dibujo… El Excmo. Sr. don Federico Bernades, generoso oferente, que estos días nos honra con su presencia, puede estar orgulloso, con el orgullo más legítimo, de su noble acción; y satisfecho de que el manto que ha ofrecido a la Virgen de la Fuensanta ha causado en los murcianos una impresión definitiva de cosa magnífica y preciosa. Todos los hijos de Murcia le debemos desde hoy un recuerdo de cariño y agradecimiento. Yo, por mi parte, se lo tributo muy sincero y muy cordial”[4].
Como agradecimiento y para su estreno, no solo se celebró la anual romería de bajada[5] de la Virgen de la Fuensanta hasta la Catedral y la posterior misa, en la que se hizo de manera oficial la entrega del manto regalado por Bernades -el cual se bendijo y se entregó a la camarera, Dña. María Codorniu de la Cierva-, sino que al día siguiente se preparó una suntuosa misa de Campaña en el Jardín de Floridablanca, de cuyo acto se hicieron eco varios periódicos locales. En el diario Levante Agrario, con fecha del 7 de septiembre de 1929, se decía sobre dicha misa que:
“…en el centro del paseo [del jardín de Floridablanca], se había levantado un altar, donde fue colocada la Virgen bajo un dosel, teniendo al fondo un artístico tapiz de flores”[6].

Por suerte, en la revista Flores y Naranjos de octubre de 1929, se publicó un interesante especial gráfico sobre la Feria de Septiembre murciana en la que se incluyeron fotografías del esplendoroso juego de luces que se dispuso en lugares clave de la ciudad, como es el caso de la Casa Consistorial, la Glorieta, de la que algunos diarios recogen que tenía “una profusa iluminación a la veneciana”[7] o incluso la torre de la Catedral, que lucía un magnífico decorado luminario que resaltaba su silueta en las noches de feria y destacaba sobre la ciudad. Como documento de excepción lo constituye la fotografía en la que aparece el artístico tapiz “de aserrín matizado de anilinas”, realizado para presidir la misa por el pintor Jesualdo Torralba, artista por entonces reconocido en la región[8]. Un tapiz en el que aparecía el escudo de la ciudad y el lema “MURCIA ACLAMA A SU PATRONA”.

Por la prensa del momento se sabe que Jesualdo Torralba fue discípulo del también pintor José María Sanz, conocido en la región como “el gran artista de los pinceles por su impecable factura y su técnica irreprochable”[9]. Torralba se dedicó especialmente al género de paisajes y bodegones, los cuales copiaría directamente del natural, aunque también se dedicaría a la realización de decoración de obras teatrales -como el fondo pintado para la comedia “Mal año de lobos” de la compañía del afamado murciano Cecilio Pineda- o al género taurino –con el que experimentó con nuevos soportes al utilizar una pandereta para componer una cabeza de toro[10]. Buscando el pintor la verdad en sus obras, sin artificios, en una línea muy naturalista, la prensa se haría eco de su modestia diciendo incluso:
“…este joven artista no concede importancia alguna a sus producciones. No opinamos nosotros del mismo modo y vemos en él una fundada esperanza para el arte”[11].
Muestra del éxito que se le auguraba a este joven pintor fue que, un año más tarde, le designaran como el encargado de realizar el tapiz de la Misa de Campaña de la Feria de 1929. El pintor Torralba ya había participado previamente en algunos eventos culturales, tal es el caso de su contribución a los carteles anunciadores de los bailes ofrecidos por el Club Taurino de Murcia, un compendio de carteles publicitarios realizados por jóvenes artistas de la zona entre los que destacaron el propio Torralba y Ricardo Ferrandiz, también dedicado al género de paisaje, los cuales fueron los más aclamados por el público tanto por su técnica como por el color empleado en sus obras[12]. También es destacable su participación en la exposición colectiva realizada como homenaje al compositor Manuel Fernández Caballero en el año 1935, llevada a cabo por la Comisión encargada del Monumento al maestro Fernández Caballero que ejecutó el escultor José Planes, y en la que Torralba participó con una vista del río Segura y sus puentes[13].
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Existe una interesante y atípica entrevista que le hicieron al pintor Torralba sobre su exposición de bodegones en la Galería Chys en 1955. En esta conversación publicada en el diario Línea[14], se hace constar que su taller de pintura se encontraba en las inmediaciones de lo que hoy es la Gran Vía de Murcia y que tuvo que abandonarlo cuando comenzaron las obras de la misma, teniendo que trasladar el taller a la zona de Espinardo. A modo de curiosidad, cabe resaltar su opinión con respecto a la pregunta de si verían terminar de construir la Gran Vía, a lo que Torralba responde “Hombre, yo no digo tanto. Pero en fin… Mucho antes te darás a conocer en Espinardo”, tema que se retoma al final de la entrevista cuando le preguntan por su mayor ilusión, siendo dos las indicadas por Torralba: “Que la pintura me diera para escuchar música buena… [y] ver la Gran Vía”[15].
A modo de conclusión, puede decirse que la Feria y fiestas de septiembre en honor a la Virgen de la Fuensanta del año 1929 fue un extraordinario despliegue de devoción y festejo, en el que, como en los años venideros, no faltó la buena iluminación de los grandes monumentos de la ciudad y el castillo de fuegos artificiales, siendo un momento histórico la celebración de la Misa de Campaña. Ante un acontecimiento de estas características decidirían acudir a artistas de la región para que participasen en la decoración y engrandecimiento de las fiestas, como fue el caso de Jesualdo Torralba, pintor local ciertamente desconocido, como todavía lo son muchos artistas de su época en Murcia.

[1] (1 de septiembre de 1929). “Feria y fiestas. Del 1 al 15 de Sepbre. En Murcia 1929. Programa extractado”. Revista Flores y Naranjos, año II, (26). Murcia, s/p.
[2] (8 de agosto de 2019). Aprobación del Programa de Festejos. Levante Agrario. Murcia
[3] Ambos mantos aparecen referenciados en http://caballerosdelafuensanta.es/ajuar-de-la-virgen-de-la-fuensanta/
[4] Gil. P. (Septiembre de 1929). Es recibida con fervoroso entusiasmo por los murcianos, la Virgen de la Fuensanta. La Verdad. Murcia.
[5] Cabe añadir que dicha romería, tras arribar a la iglesia del Carmen, se organizaba como una auténtica procesión en la que se encontraban “varios centenares de alumbrantes que esperaban turno en las filas de la procesión”, además de los debidos representantes de la corporación municipal, del Cabildo, las damas y caballeros de la Fuensanta, así como diversas congregaciones y agentes de la Guardia Civil. La verdad, Murcia, 5 de Septiembre de 1929
[6] (7 de septiembre de 1929). Las fiestas de feria. Levante Agrario. Murcia, s/p.
[7] La iluminación a la veneciana hace referencia a la costumbre importada de Italia de iluminar los espacios con pequeños farolillos de papel o vidrio de diversos colores. (5 de septiembre de 1929). Las fiestas de feria. Levante Agrario. Murcia, s/p.
[8] (6 de octubre de 1929). “Notas gráficas de la Feria pasada”. Flores y Naranjos, año II, (27). Murcia, s/p.
[9] (17 de junio de 1928). «De Arte”. Flores y Naranjos, año I, (9). Murcia, s/p.
[10] (18 de marzo de 1928). «De Arte”. Flores y Naranjos, año I, (3). Murcia, s/p.
[11] Idem.
[12] (19 de febrero de 1928). «Variedades”. Flores y Naranjos, año I, (1). Murcia, s/p.
[13] S. M. (13 de septiembre de 1935). Exposición-homenaje al Maestro Caballero. La Verdad. Murcia.
[14] (16 de septiembre de 1955). Hoy habla Torralba. Línea. Murcia.
[15] Idem.