¿Por qué san Roque es nuestro patrón? Muchas veces nos hacemos esa pregunta, también ¿cuál fue la causa de serlo?, ¿cuál el motivo que llevó a los blanqueños a nombrar lo como tal?…, para dar una posible respuesta, que no quiere decir que sea la totalmente correcta ya que, de momento, carecemos de la oportuna documentación que expresamente cite el nombramiento, veamos algunos acontecimientos que nos pueden ayudar a considerar el porqué del mismo: El reino de Murcia, a lo largo de su historia, se ha visto afectado por diversas epidemias. Una de ellas, la peste, la sufrió el propio Santo.
San Roque, que es abogado contra la peste; contrajo dicha enfermedad atendiendo a los enfermos del hospital de Plasencia, donde tuvo un sueño en el que oyó la voz de Dios que le decía: “Siervo fiel, ya que has tenido bastante ánimo para dedicarte al cuidado de los enfermos por mi amor, tenlo para sufrir la prueba que te voy a enviar”. Al despertar se sintió con una fiebre altísima y grandes dolores, contrayendo la terrible enfermedad, y dio gracias a Dios ya que le daba la ocasión de sufrir por su amor. Lo colocaron en el hospital junto al resto de enfermos apestados, tan grandes eran sus dolores que no podía evitar dar gritos y, dándose cuenta de que molestaba decidió salir del hospital y retirarse a una cueva abandonada a las afueras de la población (otras fuentes dicen que se internó en los Alpes y construyó una cabaña para esperar allí su muerte). Encontrándose sediento, elevó los ojos a Dios diciendo:

“¡Oh Dios de misericordia! Os doy gracias porque me permitís sufrir por vos; pero, oh Señor, no me abandonéis en mi tribulación”. Al momento brotó de una roca un manantial de agua que le apagó la sed y poco a poco le fue devolviendo la salud.
Próximo al lugar donde se encontraba había varios cortijos. El dueño de uno de ellos era Gotardo y se dio cuenta de que uno de sus perros salía diariamente con un panecillo, lo siguió y ante su sorpresa descubrió como el animal lo depositaba en las manos de San Roque. Pensó que debía de ser un santo ya que Dios se cuidaba de él y, acercándose le preguntó quién era, al verlo San Roque le dijo que se apartara ya que le podía contagiar la peste. No hizo caso Gotardo y comenzó a hablar con él sin miedo alguno; se hicieron grandes amigos y quiso imitarlo en su pobreza y penitencia, para ello renunció Gotardo a sus bienes y marchó a vivir en una cueva entregado a la oración y contemplación no sin antes pasar duras pruebas como mendigar por los cortijos de sus conocidos y antiguos vecinos.

Volvió Roque a oír la voz de Dios que le decía: “Roque, fiel siervo mío, ya que estás curado de tu mal, vuelve a tu patria, y allí harás obras de penitencia; y prepárate para merecer un lugar entre los bienaventurados del Paraíso”. Hizo tal y como debía y marchó a Montpellier (lugar donde había nacido; su padre fue, Jean Roch de la Croix, era el gobernador y su madre, Liberia, una dama de alta alcurnia, vasallos del reino de Aragón), donde su tío era alcalde y que estaba en guerra; allí no lo reconocieron y lo tomaron por un espía, lo apresaron y, después de pasar por varios tribunales, lo llevaron a un calabozo donde vivió cinco años, tras los cuales oyó la voz Dios que le decía: “Ha llegado tu hora, y quiero llevarte a mi gloria. Si tienes alguna gracia que pedirme, hazlo ahora mismo”. San Roque le pidió perdón por sus pecados y que fuesen librados de la peste aquellos que acudiesen a su intercesión. Al poco falleció. Del calabozo salía una enorme luz, su cuerpo resplandecía y junto a él se encontró una tablilla que decía “Todos los que imploren la intercesión de Roque, se verán libres del terrible azote de la peste” Este suceso se corrió de boca en boca y todos querían ver al Santo. Su cuerpo fue sepultado primeramente en la iglesia principal de Montpellier y posteriormente en una capilla edificada para él, que hoy es una gran iglesia.
Al igual que en su nacimiento (se cree que fue en 1350), tampoco hay exactitud con la fecha de su fallecimiento (se cree 16 de agosto de 1379-80). Por todo ello la Iglesia lo tiene como “Abogado contra la peste”, extendiéndose su culto por toda Europa a partir del siglo XV. En la iconografía se le representa vestido de peregrino y acompañado de un perro, con la pierna descubierta para mostrar su llaga pestilente.

La devoción hacia él comenzó al mismo morir y fue propagada después por los dominicos. El Papa Pío IV reconoció que San Roque perteneció a la Tercera Orden de los Franciscanos, reservada a los laicos que quieren vivir la espiritualidad de San Francisco de Asís. Su canonización oficial la realizó el Papa Urbano VIII y declarado santo en el siglo XVI por el Papa Gregorio XIII,- aunque el pueblo ya lo había hecho santo desde su muerte- y por los Decretos de la Sagrada Congregación de Ritos del 26 de julio y 29 de noviembre de 1629, se fijó su fiesta el 16 de agosto, posible fecha de su muerte.
La población, con miedo, miraba a la Iglesia, como tabla de salvación ante las calamidades, epidemias, plagas… De ahí, debido al miedo ante la peste de Marsella, de la que Blanca pueblo no fue afectado y en el que, al igual que en Murcia, se tomarían las medidas posibles para evitar el contagio, no se conoce fallecimiento alguno por este concepto en ningún momento de nuestra historia, debido a que se rogase la intercesión de San Roque teniéndolo como protector y eligiéndolo como patrón de Blanca.
San Roque fue y es elegido por el Ayuntamiento de la villa y por ello se costean de los fondos de Propios los gastos de la función votiva (ofrecido por voto o promesa) que de tiempo inmemorial se hace el primer viernes carnal todos los años. El sacerdote D. Enrique Sánchez Guillén, cura párroco que lo fue de Blanca, asesinado en su pueblo natal, Archena, en la guerra civil, es quien nos dejó la información de que es patrono desde 1734.
Ángel Ríos Martínez
Cronista de Blanca
PROCESIONES DE FÁTIMA en MURCIA
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