Homenajeamos a José Sánchez Lozano por su labor frente a la Patrona de Murcia
Miguel López Alcázar
Estudiante de Historia del Arte en la UMU
Para Murcia, la Fuensanta es “alfa y omega” de su religiosidad popular. Venerada desde tiempo inmemorial en las faldas de la sierra que refugia la ciudad por el sur bajo la advocación de la Encarnación hasta poseer su actual advocación dada por la fuente ubicada en las inmediaciones de la ermita.

Treinta y siete años después de su primera bajada a Murcia en rogativa (en enero de 1694 llovió e incluso nevó), fue aclamada por el pueblo murciano como Patrona en el año 1731; desbancando a Santa María de la Arrixaca, imagen que ostentaba el patronazgo del Reino de Murcia desde el siglo XIII y actualmente recibe culto en la iglesia de San Andrés (antiguo templo de los Agustinos). En 1808, los murcianos acudieron a ella como “Generala” frente a la invasión napoleónica que desencadenó la Guerra de la Independencia, prolongada hasta la firma del Tratado de Valençay a finales de 1813.
El amor de Murcia a su Patrona fue nuevamente demostrado el 24 de abril de 1927, jornada en la que el Nuncio Federico Tedeschini coronó canónicamente a “La Morenica” en el Puente Viejo, un acto presenciado por miles de personas. Dicha efeméride quedaría inmortalizada en fotografías, e incluso en uno de los frescos realizados por Pedro Flores en la década de los sesenta como colofón de las obras de reconstrucción del Santuario de la Fuensanta.

La devoción de la sociedad murciana por la Fuensanta dio un giro de trescientos sesenta grados nueve años más tarde, en agosto de 1936. Avisando con antelación del incendio que acarrearía la destrucción parcial del santuario, la Virgen y el Niño fueron trasladados desde la Casa del Cabildo (próxima al santuario) hasta la ciudad. Tras la toma de Murcia a finales de marzo de 1939 por el ejército sublevado, la Madre de los murcianos fue presentada al pueblo en el balcón del Gobierno Civil (palacio de Almodóvar, sito en la plaza de Santo Domingo) y desfiló en procesión triunfal hasta la Catedral; acompañada en el trayecto por figuras relevantes tales como el pintor Pedro Sánchez Picazo o el escultor Juan González Moreno (miembros de la Junta Delegada de Incautación y Protección del Tesoro Artístico Murciano).
Después de esta introducción, centrándonos en José María Sánchez Lozano, es muy probable que fuera nombrado Restaurador Oficial de la Patrona de Murcia al poco de concluir la Guerra Civil. Esto que dejo escrito a continuación es una suposición ya que desconozco la fecha exacta en la que el imaginero pilareño fue designado restaurador de la Fuensanta, pero como muy tarde bien pudo ser en el año 1941; año en el que recibió infinidad de elogios tras la restauración del Santísimo Cristo de la Sangre que hiciera Nicolás de Bussy a finales del siglo XVII, mutilado en 1936 y recompuesto por el joven González Moreno.

De lo que si hay constancia es que Sánchez Lozano demostró nuevamente su talento a la hora de reproducir fidedignamente una obra original. Si bien las decenas de réplicas de la Dolorosa de la Cofradía de Jesús gubiada por Francisco Salzillo en 1756 le otorgarían la fama que veinticinco años después de su fallecimiento sigue latente; sus copias de la imagen de la Virgen de la Fuensanta no se quedan atrás en cuanto a maestría.
La primera efigie de la Fuensanta entregada por José María Sánchez Lozano fue concluida en 1940 para la ermita de la Media Legua, barriada ubicada entre los municipios de Redován y Orihuela. Como he citado anteriormente, fue la primera realizada y se diferencia de las demás en que ésta podría catalogarse como una inspiración, no una réplica. La Fuen-santa de la Media Legua presenta una fisionomía más dulcificada que las homónimas fir-madas por el mismo autor a partir de las década de los cincuenta. Pasando a las réplicas, una de ellas fue destinada a la capital de la provincia argentina de Mendoza en los años cincuenta; cruzando el Charco la devoción por la Patrona de Murcia.

En 1959 concluiría para la Casa Regional murciana en la ciudad de Barcelona otra copia, portando tanto la nueva efigie de la Virgen como el Niño unas coronas idénticas a las que llevaban las piezas originales en la Coronación Canónica de la Patrona de Murcia en abril del año 1927. Esta obra del imaginero alicantino llegaría a ser confundida en más de una ocasión con la Virgen de la Fuensanta gubiada por el escultor murciano José Lozano Roca para San Adrián de Besós. En cuanto a la imagen de Sánchez Lozano, actualmente recibe culto en la iglesia de Sant Oleguer.
En el año 1964, finaliza su tercera réplica de “La Morenica” para el convento de Clarisas de la ciudad de Almería, por encargo de la Hermandad de Nuestra Señora de la Fuensanta almeriense integrada por murcianos residentes allí. Una representación de esta entidad visitaría Murcia para reunirse con D. Antonio Luis Soler Bans, Gobernador Civil de la provincia murciana entre 1960 y 1966; antes de efectuar el traslado de la imagen desde el taller de Sánchez Lozano a las Clarisas. Hoy en día, es venerada en su parroquia de la población de Huércal de Almería.

Por último, poco antes de la última intervención sobre la imagen original de la Virgen de la Fuensanta a principios de los ochenta; Sánchez Lozano ejecutó su última copia procesional para la recién levantada ermita de La Matanza. Fechada en 1977, anualmente protagoniza una romería desde la parroquia del Rosario de Santomera hasta su morada a las afueras de la localidad, en la que permanece expuesta junto al Cristo del Rescate que hiciera el anciano escultor en el año 1981.
*Información extraída a partir de consultar en el Archivo Municipal de Murcia (AMM).
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