San Blas, las epidemias y Murcia

“San Blas bendito,

que se ahoga este angelito”.

Alejandro Romero Cabrera

Historiador del Arte y componente de la
Comisión de Fiestas de San Blas.

¿Cuántas veces habremos escuchado, leído o pronunciado ese popular pareado? No por popular menos cierto, ya que la figura del Santo Obispo de Sebaste, en la Armenia del Siglo IV, siempre ha estado ligada a la solución de epidemias, sobre todo las referentes a males respiratorios y, también de garganta.

De San Blas conocemos su famoso milagro al hacer revivir a un niño que se ahogaba en brazos de su madre. También conocemos (por la historia, la historiografía y lo numeroso de sus imágenes) que, durante siglos, San Blas ha sido el Santo de devoción más extendida y multitudinaria tanto en la Europa oriental como la occidental. España, como no podía ser de otra forma, también ha sido y sigue siendo un inmenso campo repleto de muestras de fervor y devoción hacia San Blas.

Murcia ocupa un lugar muy destacado en la historia letífica de la devoción a San Blas, siempre centralizada en torno al popular Barrio de Santa Eulalia y que nos demuestra cómo estos tiempos de pandemia que estamos sufriendo no son, ni mucho menos, los primeros de la historia y cómo, en tiempos donde la fe lo centralizaba todo en la sociedad, ésta volvía su mirada a San Blas para pedirle su milagroso auxilio. Quizá hoy nos pensábamos que una coyuntura así de terrible no se volvería a dar en el mundo… Pero se ha dado y lo ha hecho en un mundo muy falto de fe.

La fe que, siglos atrás, sí que compartían con el pueblo nuestras autoridades, y no sólo las eclesiásticas, sino también las civiles. Las Fiestas que hoy seguimos celebrando en honor de San Blas y la Virgen de la Candelaria nacen precisamente de esta necesidad de buscar el auxilio en el poder de la fe. Y esto es así porque hasta en tres ocasiones, el Cabildo de la Catedral[1] y el Cabildo Municipal o Concejo[2] acudieron solemnemente al Convento de PP. Trinitarios de San Blas[3] a pedirle que cesaran las respectivas epidemias de difteria[4], que tanto diezmaron a la población murciana.

San Blas siempre fue un poderoso intercesor de Murcia ante Dios: ya en 1270 se sabe que estaban los Trinitarios a su cargo en la Ermita que el Concejo le construyó para que protegiera a la ciudad por su entrada desde la zona proveniente de Orihuela. Y en cuanto a las peticiones oficiales de auxilio por las epidemias respiratorias, ambos cabildos las elevaron en 1388, en 1619 y en 1626. Estos desplazamientos de los cabildos de la ciudad a pedir la intercesión de San Blas siempre se realizaban con grandes alardes de solemnidad y cuidadas rúbricas, para impetrar aún más, de esta manera, el favor del Santo Mártir.

Por lo que se deduce de las crónicas, la epidemia más fuerte tuvo que ser la de 1626, ya que está documentado que el Concejo, ante lo inútil de los medios científicos de la época, pidió encarecidamente al Cabildo de la Catedral acudir conjuntamente a San Blas. En esta fecha nació el Voto municipal de acudir perpetuamente a festejar y venerar a San Blas el día 3 de Febrero, en agradecimiento por los bienes recibidos por los murcianos. Y su devoción se hizo tan grande que hasta Francisco Salzillo renovó su imagen y creó la impresionante talla que hoy seguimos venerando en Santa Eulalia.

Quizá San Blas nos está esperando, ¡tengamos fe y acudamos a su protección!


[1] Hasta bien entrado el siglo XIX, los cabildos catedralicios eran la auténtica autoridad eclesiástica, en la práctica, de las ciudades en las que había una catedral. Hasta el punto de llegar a ser más poderosos e influyentes que los propios obispos, lo que conllevó habituales roces y polémicas en todas las diócesis de España. Esto explica que en los documentos siempre se mencione más al Cabildo que al obispo como coorganizador de rogativas y votos, aunque fueran fuera de la Catedral. En la actualidad, los cabildos catedralicios se limitan a la gestión de su propia catedral.

[2] Hoy Ayuntamiento de Murcia.

[3] Situado primero a extramuros en la Puerta de Orihuela y después a intramuros en el actual solar del Museo de Bellas Artes y Colegio “Andrés Baquero”.

[4] Enfermedad respiratoria que entraba por la garganta.

PROCESIONES DE FÁTIMA en MURCIA

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